Un poco de su impresionante historia.
La joven Lepa Radić nació un 25 de diciembre en Bosanka Gradiska en la antigua Yugoslavia, y tuvo una infancia normal, asistiendo a la primaria y secundaria como cualquier niño de su edad, siendo reconocida como una excelente estudiante y muy seria, que le gustaba leer constantemente trabajos de literatura avanzada. Desde muy pequeña estaba profundamente interesada en la política por influencia de su tío que trabajaba en el movimiento de trabajadores al estilo sindical. Cuando tenía tan solo quince años, pasó a formar parte de la Liga de Jóvenes Comunistas de Yugoslavia, la que era una rama del partido comunista.
Estando allí terminó fungiendo como una organización clandestina, ya que era perseguida por la monarquía que estaba establecida en ese entonces. Luego Radić ya formaba parte del Partido Comunista de Yugoslavia. Sin embargo, ese mismo año las Potencias del Eje invadieron la nación y establecieron el estado falso de Estado Independiente de Croacia, liderado por la Ustase, una organización fascista, ultranacionalista y terrorista, influenciada por el nazismo alemán.
Se volvió leyenda.
En noviembre de ese año, después de encontrar a los miembros del Partido Comunista, la Ustase arrestó a la familia de Lepa Radić al igual que a ella. Sin embargo, un mes después, el 23 de diciembre, gracias a algunos miembros del Ejército de Liberación Nacional (también llamados Partisanos), Lepa logró escapar junto con su hermana Dara. Posterior a eso, la joven de entonces 17 años, se unió al Ejército de Liberación, y ayudó a transportar a los heridos durante una de las confrontaciones más fuertes que hubo entre las fuerzas del Eje contra los partisanos.
Poco después se enfrentó contra las fuerzas alemanas a quienes les disparo con gran valentía y sin dudar. Sin embargo termino siendo capturada y aprisionada, llegando a sufrir todo tipo de formas de torturas hasta que termino siendo condenada muerte. Antes de que fuera colgada delante de todos en un acto público, Lepa gritó «¡Qué viva el Partido Comunista y los partisanos! ¡Pelea, gente, por tu libertad! ¡No se rindan a los malhechores! ¡Me matarán pero están aquellos que me vengarán!». Los alemanes intentaron convencerla de que confesara los nombres de los líderes comunistas, pero se rehusó, afirmando que no era una traidora.
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